Scriptorium

miércoles, 11 de marzo de 2009



En el Pirineo catalán, cerca de la confluencia de los ríos Ter y Freser, se encuentra Ripoll, una población que ha desempeñado un papel fundamental en la historia y la cultura de
Cataluña y cuya influencia es también patente en la cultura europea de los siglos xi y xii. La primitiva población creció alrededor del monasterio benedictino de Santa María de Ripoll,
fundado alrededor de 879.

En aquella época, Cataluña era una «marca», la Marca Hispánica, una tierra de frontera al sur del Imperio carolingio, un puente entre el mundo árabe y el mundo cristiano, donde aún era evidente la herencia de la civilización romana. El monasterio de Ripoll nace al mismo
tiempo que la dinastía condal catalana, y fue fundado por el primer titular de dicha dinastía, Guifré —o Jofre— el Pelós (Wifredo el Velloso). Como otros grandes monasterios de
la Edad Media, Ripoll contaba con un scriptorium, un lugar donde se escribían libros, se copiaban o traducían otros ya existentes, y se iluminaban y encuadernaban. En cuanto a
la labor de traducción, es significativo un detalle del acta de fundación del monasterio: «tradimus […] libros secundum possibilitatem nostram».


El scriptorium de Ripoll se convirtió pronto en un crisol cultural. Además de realizarse allí el copiado y traducción de libros, el monasterio fue un lugar de encuentro de maestros
y discípulos de diferentes orígenes y de procedencias muy variadas. Entre los estudiantes llegados de otras tierras secuent a Gerbert dʼAurillac, que sería papa con el nombre de
Silvestre II. En Ripoll perfeccionó su educación entre 967 y 970; allí estudió, entre otras materias, astronomía y las cifras árabes, que introdujo posteriormente en el norte de Europa.
Él mismo construyó varias esferas armilares y diseñó un órgano hidráulico, cuyos sonidos se obtenían por la presión del agua en los diferentes tubos. La existencia de cartas que
Gerbet envió a diferentes amigos permite apreciar el elevado nivel cultural que se respiraba en el monasterio.


La biblioteca de Ripoll fue creciendo gracias a la labor de los monjes que trabajaban en su scriptorium. Cuando murió el abad Oliba, que dirigió el monasterio de 1008 a 1046,

la colección de su biblioteca constaba de 246 volúmenes. Es un número pequeño si se compara con la inmensa biblioteca que los musulmanes tenían en Córdoba, pero no desmerecía
en comparación con otras bibliotecas de la Europa cristiana, como las de los poderosos monasterios de Bobbio, en la península italiana (Gerbert dʼAurillac fue su abad entre 980 y 998), o Saint Gall, en Suiza. La situación geográfica de Ripoll, puente entre la España musulmana y la Europa cristiana, favoreció la transferencia del conocimiento científico que los musulmanes habían llevado a Al-Andalus, especialmente las matemáticas y la astronomía.


Monjes mozárabes tradujeron al latín las principales obras científicas árabes y aprendieron a confeccionar y a usar instrumentos originales de la astronomía oriental.
La confección de manuscritos era una actividad que requería mucho tiempo y una habilidad especial, por lo cual los libros eran objetos muy valiosos. Si las obras copiadas
incluían iluminaciones, su precio se elevaba aún más. No es de extrañar que en el año 1009, en Vic, un leccionario fuese cambiado por un caballo o que en 1044, en Barcelona, se
diese una casa y un campo a cambio de dos manuscritos del gramático Prisciano.

A partir del siglo xi, en los condados catalanes se adoptó la escritura carolingia, que era la oficial del Imperio. Su grafía es redondeada, fácilmente legible, con separación morfológica de palabras e indicación del inicio de los párrafos. A través de Ripoll se introduce en Europa
el astrolabio, un instrumento de gran perfección que se basa en la proyección estereográfica de la esfera celeste y que permitía resolver los principales problemas de astronomía
de la época.




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Clavis Magna


Los 3 poderes

"...Amor, Memoria, Mathesis. Estos tres. Y el más grande de todos es el Amor. Por medio de la Mathesis, reducir la infinidad a categorías naturales de sentido y de orden, y crear sellos que son las almas secretas de sus complejidades. Por medio de la Memoria albergar en nuestro interior esos sellos y abrirlos a voluntad, recorrer el mundo de nuestro interior en cualquier dirección, combinar y volver a combinar la materia que la constituye y hacer con ella cosas nuevas nunca vistas hasta entonces. Y por medio del Amor, dirigir el alma hacia los mundos conquistándolos al tiempo que nos sometemos a ellos, ahogarse en la infinitud sin ahogarse:
el Amor necio y astuto, el Amor paciente y obstinado, el Amor dulce y fiero."

Giordano Bruno.

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